domingo, 20 de noviembre de 2011

De el duelo al baile del justiciero:

El calor era insoportable en la ciudad de El Hoyo cuando la hora señalada se acercaba. Era la enésima vez que alguien se batía en duelo por el amor de Guadalupe Vegas pero el nombre del vencedor siempre era el mismo, Látigo Valdés. El hechizo que este malvado cuatrero ejercía sobre la bella Lupita duraba ya varios años gracias a la ayuda de un provecto brujo local. Nada hacía presagiar que el resultado de este nuevo enfrentamiento fuese a ser diferente, pero el nuevo adversario era especial. Era Ronnie Cuchillo.

La hora había llegado y Látigo Valdés se mostraba seguro y sonriente, altivo y desafiante. Ronnie Cuchillo, por el contrario, parecía preocupado, aunque creía contar con el antídoto para deshacer el hechizo: un disparo al corazón con “el cuerno de chivo” de un enamorado. 
La cuenta atrás se hizo eterna mientras la ciudad al completo enmudecía con los corazones  pesados y  agarrotados.  De pronto el sonido ensordecedor de los disparos inundó la avenida principal para, instantes después, vislumbrarse la silueta de Látigo Valdés desmoronarse ante la incredulidad del público. Ronnie había conseguido deshacer el hechizo, pero ahora quedaba una nueva empresa que llevar a cabo: conquistar el corazón de su amada. Para llevar a buen  término la tarea pensó que nada mejor que organizar un baile: el baile del justiciero.

Ronnie había oído hablar  maravillas de una banda de surf instrumental que a orillas del Lérez había conseguido crear una música hipnótica y cautivadora como nunca antes se había escuchado. El baile debía de ser perfecto y ellos tenían que ser la banda. Su nombre era: Pedrito Diablo & Los Cadáveras.
Todo estaba listo para el baile y Ronnie listo para declararse. Era un marco excelente para que una gran historia de amor diera comienzo…  pero algo inesperado sucedió: cuando el sol se disponía a recogerse y la luna reivindicaba su lugar, apareció la banda sobre un escenario móvil recorriendo las calles del Hoyo hipnotizando a todo los habitantes de la ciudad y, como si de Hamelín se tratase, estos siguieron la estela dorada que la banda dejaba a su paso hasta un misterioso lugar llamado Mogambo. Allí el baile fue baile pero lo que debía de haber sido la celebración de la liberación de Guadalupe y el marco ideal para el cortejo de nuestro héroe,  se convirtió en una orgía de rock and roll, peligro y desenfreno. 

  Ronnie nunca acertó a dirigirse a Guadalupe y esta no encontró a su príncipe azul pero hoy es el día que siguen bailando enloquecidos al son de Pedrito Diablo & Los Cadáveras. ¡¡No siempre se gana Ronnie!!

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